sábado, 7 de mayo de 2016

SIN TEMOR A ENVEJECER

Por Carlos E. González
Valencia-Venezuela
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En esta oportunidad tengo el placer de abordad un tema por demás sensible por la emocionalidad que despierta en mi Ser la Tercera Edad, no tuve la dicha de disfrutar todo lo que hubiese preferido a mis abuelos (hombres) no los conocí a ninguno de los dos, partieron cuando yo aun era pequeño y no tenia la conciencia de valorar su presencia en mi vida. De mis abuelas tuve la bendición de disfrutar de mi abuela paterna, un encuentro que gracias a la curiosidad de descubrirme pude vivir, reír de sus ocurrencias y aprender de sus experiencias, hoy ya no se encuentra en este plano de vida, pero se que su presencia espiritual me acompaña siempre.


Gracias a esa experiencia, por demás necesaria para nuestro desarrollo integral como seres humanos, yo puedo sentir hoy, que la Tercera Edad debemos vivirla, sentirla y disfrutarla, así como tenemos el deber de vida de ayudar y acompañar a nuestros abuelos (todos los abuelos del mundo) a que esta etapa de su existencia sea vista sin ningún temor.
Nuestros abuelos merecen el amor, la comprensión, el cariño y hasta el perdón por las cosas que hicieron o dejaron de hacer, no sabían, ni tenían una forma distinta de hacerlo, sentirlo o amarnos. Amar a nuestros abuelos es amarnos a nosotros mismos, pues somos parte de lo que ellos fueron y son ahora. Seamos participes de que cada uno de nuestros mayores vivan SIN TEMOR A ENVEJECER.

Este escrito esta dedicado a todos nuestros abuelos y abuelas, a los que lo seremos en el futuro y a aquellos que cumplen la honorable labor en dedicarse al cuidado de los ancianos en todos los ambientes, sea en sus hogares, casas de retiros u hospitales. Un aplauso a todos ellos, por dedicarse a este servicio de amor, con entrega y dedicación.

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